viernes, 4 de marzo de 2016

MARZO MES DE LA FAMILIA


La familia es la principal escuela de todas las virtudes sociales. Es el semillero de la vida social, pues es en ella donde se ejercita la obediencia, la preocupación por los demás, el sentido de responsabilidad, la comprensión y ayuda.  De hecho se ha comprobado que la salud de una sociedad se mide por la salud de las familias. De aquí que los ataques contra esta Institución dañan la estabilidad familiar. La familia tiene derecho a su reconocimiento y a la protección social. La necesidad de la familia para la sociedad exige el derecho a su reconocimiento de su derecho a la estabilidad y al desarrollo de su propia vida, y a la ayuda subsidiaria del Estado en aquellas materias donde no pueden llegar los propios recursos: Educación, ayuda a las familias numerosas etc.

La familia es insustituible y, como tal, ha de ser defendida con todo vigor. Es necesario hacer lo imposible para que la familia no sea suplantada. Lo requiere, no solo el bien privado de cada persona, sino también el bien común de toda sociedad, nación y estado.


La familia ocupa el centro mismo del bien común en sus varias dimensiones, precisamente por que en ella es concebido y nace una nueva persona. Es necesario hacer todo lo posible para que, desde su momento inicial, desde su concepción, este ser humano sea querido, esperado, vivido como un valor particular único e irrepetible.

Es necesario que los padres encuentren tiempo para estar con sus hijos y hablar con ellos. Los hijos son lo más importante: más importante que los negocios, que el trabajo, el descanso. En esas conversaciones conviene escucharles con atención, esforzarse por comprenderlos, saber reconocer la parte de verdad o la verdad entera que pueda haber de sus rebeldías.

Los padres, por haber dado la vida a sus hijos, tienen la obligación de educarlos; y, por tanto, ellos han de ser reconocidos como sus primeros y principales educadores.  

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