El Centro Familiar y Cultural ISTMO A.C. agradece a todas las personas que nos han estado apoyando en nuestra labor social. Un abrazo afectuoso para todos ustedes. Si deseas unirte a nuestro proyecto educativo-cultural te esperamos, comunícate con nosotros.
sábado, 5 de marzo de 2016
viernes, 4 de marzo de 2016
MARZO MES DE LA FAMILIA
La familia es la principal escuela de todas las
virtudes sociales. Es el semillero de la vida social, pues es en ella donde se
ejercita la obediencia, la preocupación por los demás, el sentido de
responsabilidad, la comprensión y ayuda.
De hecho se ha comprobado que la salud de una sociedad se mide por la
salud de las familias. De aquí que los ataques contra esta Institución dañan la
estabilidad familiar. La familia tiene derecho a su reconocimiento y a la
protección social. La necesidad de la familia para la sociedad exige el derecho
a su reconocimiento de su derecho a la estabilidad y al desarrollo de su propia
vida, y a la ayuda subsidiaria del Estado en aquellas materias donde no pueden
llegar los propios recursos: Educación, ayuda a las familias numerosas etc.
La familia es insustituible y, como tal, ha de
ser defendida con todo vigor. Es necesario hacer lo imposible para que la
familia no sea suplantada. Lo requiere, no solo el bien privado de cada
persona, sino también el bien común de toda sociedad, nación y estado.
La familia ocupa el centro mismo del bien común
en sus varias dimensiones, precisamente por que en ella es concebido y nace una
nueva persona. Es necesario hacer todo lo posible para que, desde su momento
inicial, desde su concepción, este ser humano sea querido, esperado, vivido
como un valor particular único e irrepetible.
Es necesario que los padres encuentren tiempo
para estar con sus hijos y hablar con ellos. Los hijos son lo más importante:
más importante que los negocios, que el trabajo, el descanso. En esas
conversaciones conviene escucharles con atención, esforzarse por comprenderlos,
saber reconocer la parte de verdad o la verdad entera que pueda haber de sus
rebeldías.
Los padres, por haber dado la vida a sus hijos,
tienen la obligación de educarlos; y, por tanto, ellos han de ser reconocidos
como sus primeros y principales educadores.
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